lunes, 20 de junio de 2005

Punteo para la Milonga-Hembra

Broncando a la par de un macho, laburando a lo proleta, sudando por los sobacos y bailando como rea, la milonga se abre paso por arrabales y ojeras. Parda de olor a suburbio del bailongo: jornalera. A veces: corte en la liga. Otras: tajo en la pollera, y un corcovo yeguarizo sacudiendo entre las piernas...
(ya no se sabía bien / si la milonga o la hembra, si era un baile o una orgía / si mujer si milonguera, si madre de tantas cosas: incestos y gonorreas...)
Se le amilongaba el aire de contrasfixia surera, se le alzaba hasta la cara la calentura y la fiesta y un hambre larga y nocturna miserable de quincenas. El marido trabajando de fiolo, o de lo que fuera, los hijos -de calle y barro-, remontando una cometa y ella yugando de puta y bailarina nochera...
(ya no se sabía bien / si absolución o condena, si lapidarla, si hundirla / desdentada y quilombera o besarla y redimirla / entre toses y ginebras...)
Milonga dame un pezón, dos pezones milonguera, quiero amamantarme el alma, la furia el amor...la espesa, certidumbre que tu leche viene cuajada en fiereza...
(ahora ya se sabe bien / sí muy bien que tu tiniebla, escondía sol y auroras / camufladas de tormentas en las tímidas torcazas / tigras dulces de tus tetas...)
Milonga yo sé muy bien que vos parís hasta estrellas, y que andás como menstruando rojos pimpollos de guerra: y si no que te lo digan mis tiroteos de esperma... (después que bese tus pechos -milonga me iré a pelear la pelea...)

Del libro “Tangos de llevar encima” , Miguel A. Olivera, poeta uruguayo.

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