Un vals a Buenos Aires, ciudad querida, mi bohemia en tus calles se hizo poesía. Un vals a Buenos Aires, guitarra mía, revivile seis sueños a Echeverría. Para ese Buenos Aires, gigante y ciego,que en cada canillita, guarda un Carriego. Los tiempos de la abuela ya no son, esos del miriñaque y el mantón. Ya nadie va del brazo por el sol, por esas calles viejas, ni se trepa a la reja la canción, de aquellas serenatas a un balcón, falta aquel organito rezongón y un tango en la vereda.
Pero vos que sos porteño y soñador, cantale a Buenos Aires corazón, un valsecito tierno y remolón, para lo que le queda.
Barcelona, las seis de la mañana, me pregunto ¿cómo estará Buenos Aires cuando llegue el invierno, con un solcito niño jugando a la rayuela por las calles del centro y en la plaza de mayo, los abuelos de pan, harán migas de tiempo, para tirar de a cachos su vida a las palomas, con sus manos cansadas y sonriendo en silencio?
¿Y los domingos?, ¡ah mansos domingos del mate y la fatura!, con las tardes lamiendo los verdes de Palermo, con los goles de Boca, de River, ¡qué se yo! de cualquiera y aquellos barriletes que enloquecen el cielo.
¿Y los lunes?, con bufandas de abuelas de punto arroz y cuentos marchan los gorriones camino de la escuela, contando unas monedas para dos caramelos.
Tendrá en ir y venir febril de los obreros, en trenes suburbanos, la Crónica y el termo, aquel ronco “se lustra”, llenando los andenes, él vende valentías, el cafetero, el ciego y aquellos titulares ¡cuántos hombres que han muerto!.
¿Cómo estará Buenos Aires cuando llegue el invierno?. ¿Cómo estará corrientes, cuando baje por ella, despacio mi recuerdo y entre dos tazas lánguidas, asombradas, pálidas, ver de nuevo a los rantes de la viola y el verso.
Que mi vieja me espere, como siempre, a las cinco, haciéndose la tonta y con un ojo abierto, como cuando yo venía de caminar mis sueños, borracho de palabras, borracho de silencios.
¿Y María Paula?, tal vez juegue con la paz de Retiro, quizás haya aprendido a decir; -Papá, te extraño- en el idioma luz de sus ojos pequeños y tus manos amor, volando por las cosas donde yo aprendí todo lo puro, todo lo bueno, por las noches calladas, mi nombre y una lágrima, apretarán un beso.
Yo sé como estará, siempre habrá de domingos del mate y la fatura, con Mamá, María Paula y se que bajaré del brazo por corrientes con mis amigos rantes de la viola y el verso y sé que llegaré a la Plaza de Mayo, a tirarle a los pájaros, las migas de mi tiempo.











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